El trágico accidente que le costó la vida al estibador Diógenes Gutiérrez de 60 años, ocurrido en la madrugada del 25 de julio de este año en el puerto Caleta Paula, volvió a cobrar notoriedad pública esta semana con la llegada a Caleta Olivia de Nicolás Schick, abogado especializado en accidentes de trabajo, quien arribó procedente de Buenos Aires contratado por familiares de la víctima.
Vale recordar que el penoso suceso se registró cuando, junto a otros estibadores, Gutiérrez había casi finalizado la tarea de descarga de pescado de un buque de la empresa Vepez SA amarrado en el muelle principal y por motivos que son materia de investigación, fue aplastado por la pesada tapa metálica de la bodega, sufriendo gravísimas heridas que motivaron su deceso varios días después en el Hospital Zonal.
Inexistencia de una ambulancia en el recinto portuario, precarias medidas de seguridad y otras irregularidades, conformaron el luctuoso episodio que conmocionó a la comunidad, iniciándose una causa en el Juzgado Federal de Caleta Olivia.
Este jueves, el dr. Schick formuló declaraciones a la prensa local en un hotel céntrico, acompañado por dos de los hijos del estibador, Dalma y Nicolás, a través de las cuales direcciono las principales responsabilidades a la pesquera Vepez y a la ART Prevención.
NEGLIGENCIA EMPRESARIAL
En ese marco comentó que a medida que va recolectando pruebas e información, la denuncia apunta a establecer fehacientemente que se trató de un fatal accidente que pudo haber sido evitado porque se está demostrando claramente “la falta de inobservancia a las normas de seguridad e higiene e incumplimiento de las medidas de prevención tanto por parte de la empresa Vepez como de Prevención, que es la aseguradora de riesgos de trabajo”.
Respecto a esta última dijo que ni siquiera se ocupó de realizar una investigación del siniestro y por otra parte no hay constancia que se haya inspeccionado el buque, establecido cuáles eran las zonas de riesgo laboral y un peritaje sobre la tapa de la bodega de casi 700 kilos de peso que solo estaba sostenida por una soga “en muy mal estado y la ART no controló eso”.
Por otra parte describió que previamente no se habían hecho exámenes preocupacionales a los estibadores ni tampoco se les brindaban cursos de capacitación y no disponían de un servicio de emergencias médicas preventivo. La prueba está que le víctima fue llevada de urgencia al hospital por sus propios compañeros.
Además, reveló que pudo conocer que dos días antes del fatal accidente, otros dos estibadores habían sufrido una descarga eléctrica por estar trabajando sin guantes.
En tal sentido manifestó que todo indica que venían trabajando en pésimas condiciones “sin contar siquiera con los elementos de seguridad básicos y al igual que otros compañeros, Diógenes tenía que llevar su propia indumentaria”.
Finalmente sostuvo que “todos los responsables va a tener que dar las explicaciones en las instancias judiciales pertinentes” y explicar porque no se hicieron inversiones en materia de seguridad.
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